La urbanización La Galana, un edificio de viviendas conocido por el nombre de “corrala” atesora más de un siglo de historia. A pesar de ser un tipo de construcción muy habitual en la arquitectura vizcaína de finales del sigo XIX es el único de estas características que se conserva en Sestao. De ahí su valor patrimonial.
Representa el modelo de vivienda obrera más modesta, de apenas 50 metros cuadrados cada una de ellas y con una llamativa y amplia balconada del edificio, a modo de galerías de madera corridas que dan acceso a la vivienda. La edificación tiene 38 metros de largo y 9,5 de fondo y ninguna referencia ornamental.
Se hizo cargo del proyecto el maestro de obra portugalujo Francisco de Berriozabal y estructuró el edificio en planta baja, tres pisos y un desván. Las viviendas constaban de dos o tres habitaciones y solamente una de ellas era exterior; las demás interiores, no tenían ventilación ni luz directa.
La historia cuenta que la viuda de Don Enrique de Aja, apodado el Galán, siguió viviendo en el bloque tras la muerte de su esposo, del que también heredó su apodo. Se dice que fueron muchos hombres los que pretendieron a La Galana, pero que ninguno fue correspondido por lo que, despechados, hicieron correr el rumor de que la viuda había hecho de su vivienda, una casa de citas.
(*) Esta información está basada en “La guía de arquitectura urbana de Sestao” promovida por el Ayuntamiento y escrita por Gorka Pérez de la Peña, experto que describe en detalle los edificios más emblemáticos.